La Echeveria Lilacina, tiene como nombre común, Echeveria Fantasma y es una especie de suculentas de la familia de las Crasuláceas.
Su origen es Nuevo León, México y su hábitat original es, crecer en los afloramientos rocosos en las zonas altas.
Es una de las más bonitas de la especie y es una suculenta muy llamativa, tanto en jardineras o macetas como en rocallas o inmersas en el paisaje y es muy fácil de cultivar.
Las Echeverias llegan a ser unas 150 especies, que se distinguen por sus rosetas formadas por hojas de tono generalmente verde azulado.
Características:
Las Echeveria Lilacina o Fantasma, es una de las más grandes, pero de crecimiento lento.
Este desarrolla formaciones como rosetas muy ordenadas.
Las rosetas son planas, formando una especie de capullo de cerca de 12 cm a 20 cm de diámetro.
Las hojas de la Lilacina, son regordetas, dispuestas simétricamente, arriba-curva, en forma de cuchara, con una punta fina y respingona .
Suelen ser de color gris plateado, casi blanco, como anacarado y con una tonalidad azul y llega a ser de color lila o morado a pleno sol.
El color se debe a un recubrimiento en polvo ceroso.
Da la impresión de la roseta es de ser de alabastro, de ahí el nombre común de algunas de estas especies.
Esta especie es de crecimiento lento y tolerante a la sequía.
Iluminación:
La Lilacina, puede permanecer bien en zonas sombrías, aunque con zonas soleadas pero no alta intensidad, la planta mostrará de forma más bella sus colores y formas.
No obstante, si permanece a pleno sol, debemos tener cuidado de posibles quemaduras solares, aunque agradecen el sol directo.
Lo más importante, para una suculenta, es ubicarla en un lugar con abundante luz, si bien algunas variedades no soportan la luz solar intensa de forma directa.
En resumen, cuanto más luz tenga una planta, mejor será su color y forma.
Temperatura:
Soportan bien cualquier temperatura, por cálida que sea.
Puede tolerar heladas ligeras, pero lo mejor es hibernar a 5-10 ° C
Riego:
Toleran períodos prolongados de sequía y sobrevivir a ésta, sin la necesidad de riego.
Crecerán mejor, con la humedad adecuada durante su período de crecimiento.
No encharcar nunca y que permanezca así, ya que se pudrirán las raíces. Debe tener un buen drenaje.
El exceso de riego, es el mayor error que se suele cometer con las crasas.
Si además de demasiada agua, y sobre todo, un sustrato apelmazado y mal drenado, desembocarán en la casi segura aparición de hongos y la posible muerte de la planta.
Desde el mes de octubre hasta mayo, deberían regarse poco, dependiendo de la zona geográfica, el clima y las lluvias, si están en el exterior.
Antes de regar es fundamental comprobar que el sustrato esté seco.
Sustrato:
Prefieren una tierra pobre y sobre todo porosa, que les asegure un excelente drenaje y aireación.
Los sustratos específicos para cactus son los más adecuados, ya que contienen además altas dosis de magnesio, que proviene la podredumbre radicular.
Conviene trasplantarlas en primavera.
Es importante manipularlas con cuidado, ya que son muy frágiles y por las heridas pueden colarse hongos.
Abono:
Utilice fertilizantes de liberación lenta, con un contenido de nitrógeno bajo a moderado, ya que son los adecuados para las estaciones de crecimiento de primavera y verano.
Con ello no se requerirán aplicaciones de fertilizantes adicionales, hasta la primavera.
Una buena ventilación, es importante para minimizar los riesgos de plagas y enfermedades y evitar la humedad excesiva en las condiciones invernales.
Las crasas no necesitan grandes necesidades nutricionales. Solo las que vienen en maceta pueden precisar abono, aunque siempre con mesura, y sobre todo para estimular la floración.
Puede utilizar fertilizantes específicos para cactus y crasas, de marzo a septiembre y aplicarlos siempre sobre el sustrato humedecido, respetando la dosis y la frecuencia indicadas en el envase.
Trasplantar:
Para trasplantar una suculenta, asegúrese de que la tierra esté seca antes de volver a colocarla, luego retírela suavemente la maceta.
Elimine el suelo viejo de las raíces, asegurándose de eliminar las raíces podridas o muertas en el proceso.
Trate los cortes en su Echeveria Lilacina, con un fungicida.
Coloca la planta en su nueva maceta y rellénela con tierra para suculentas.
Deje la planta seca durante una semana más o menos, luego comience a regar ligeramente para reducir el riesgo de pudrición de la raíz.
Reproducción:
Como norma general, cada hoja de crasas es capaz de generar una nueva plantita.
También se pueden separar los hijuelos que van naciendo junto al tallo o las rosetas.
Tan solo plantando el retoño, la rama o la base de la hoja, en un sustrato de arena y turba humedecido.
Deja que el corte del retoño termine de secar durante la noche o hasta una semana antes de plantarlo.
Algunos cultivadores recomiendan plantar inmediatamente en sustratos secos, regando solo después de la formación de raíces.
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